¡Los enigmas son 3. La muerte sólo una...
!¡No!- respondió el joven con fuerza, - ¡Los enigmas son 3, la vida sólo una!
Y Turandot comenzó con su primer enigma:
"En la noche sombría vuela un fantasma iridiscente. Se eleva y despliega las alas sobre la negra
e infinita humanidad. Todo el mundo lo invoca y todo el mundo lo implora, pero el fantasma
desaparece con la aurora para renacer en el corazón. ¡Y cada noche nace, y cada día muere!"
Y después de pensar un rato, el joven respondió: ¡La esperanza!
El odio de la princesa se reflejaba en su mirada. Se irguió y con fuerza recitó su 2do enigma:
"¡Brilla como la llama y no es llama! Es tal vez delirio. ¡Es fiebre de ímpetu y ardor! ¡La inercia lo cambia en languidez! Si te pierdes o mueres se enfría. Si sueñas la conquista, ¡se inflama, se inflama! ¡Tiene una voz, que escuchas palpitante y el vivo resplandor del ocaso!"
Y el príncipe respondió con firmeza: ¡La sangre!
Furiosa, Turandot bajó los últimos escalones hasta quedar cara a cara con el extranjero para formularle el 3er enigma:
"¡Hielo que te inflama y con tu fuego aún más se hiela! ¡Blanca y oscura! Si te quiere libre, te hace ser más esclavo. Si por esclavo te acepta, ¡te hace Rey!" ¡Venga, extranjero, palideces de miedo! ¡Y te sientes perdido! Venga, extranjero, el hielo que da fuego, ¿qué es?
El joven tembló. No se le ocurría respuesta y la princesa empezaba a mostrar una malvada sonrisa de felicidad. ¿El hielo que da fuego?......Y en el silencio de la noche, él levantó su mirada y acertó la respuesta al tercer enigma: ¡Turandot!
!¡No!- respondió el joven con fuerza, - ¡Los enigmas son 3, la vida sólo una!
Y Turandot comenzó con su primer enigma:
"En la noche sombría vuela un fantasma iridiscente. Se eleva y despliega las alas sobre la negra
e infinita humanidad. Todo el mundo lo invoca y todo el mundo lo implora, pero el fantasma
desaparece con la aurora para renacer en el corazón. ¡Y cada noche nace, y cada día muere!"
Y después de pensar un rato, el joven respondió: ¡La esperanza!
El odio de la princesa se reflejaba en su mirada. Se irguió y con fuerza recitó su 2do enigma:
"¡Brilla como la llama y no es llama! Es tal vez delirio. ¡Es fiebre de ímpetu y ardor! ¡La inercia lo cambia en languidez! Si te pierdes o mueres se enfría. Si sueñas la conquista, ¡se inflama, se inflama! ¡Tiene una voz, que escuchas palpitante y el vivo resplandor del ocaso!"
Y el príncipe respondió con firmeza: ¡La sangre!
Furiosa, Turandot bajó los últimos escalones hasta quedar cara a cara con el extranjero para formularle el 3er enigma:
"¡Hielo que te inflama y con tu fuego aún más se hiela! ¡Blanca y oscura! Si te quiere libre, te hace ser más esclavo. Si por esclavo te acepta, ¡te hace Rey!" ¡Venga, extranjero, palideces de miedo! ¡Y te sientes perdido! Venga, extranjero, el hielo que da fuego, ¿qué es?
El joven tembló. No se le ocurría respuesta y la princesa empezaba a mostrar una malvada sonrisa de felicidad. ¿El hielo que da fuego?......Y en el silencio de la noche, él levantó su mirada y acertó la respuesta al tercer enigma: ¡Turandot!
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