Napoleon ...

Para que las mujeres te amen, es necesario que duden y
teman acerca del alcance y la duración de su poder.

Napoleón Bonaparte



Aunque Napoleón no sea la persona más indicada para aconsejar al respecto del amor (¿quién lo es?) su frase se ha repetido hasta el hartazgo en las dos direcciones del tiempo, se ha establecido como la regla primordial de un decálogo no escrito, en el que el resto de los mandamientos son simples reformulaciones del primero.
Ahora qué, si no quiero que me ames, que dudes ni que temas? Quiero solo que alivianes el peso de la piedra que me nace sobre el pecho en las mañanas, que te sientes sobre ella y me sonrías desde arriba.
No quiero, contra vos,

jugar crueles ajedreces,
ni especular con piezas, que no son más que un escudo
ante peligros que no temo,
ante peligros que deseo
ante tus piernas, como alfiles apaleando al rey tendido que no soy,

dejándolo roto pero en paz, muerto de heridas que sangran de vos, de tu pelo y de tus uñas, de una mañana sin nubes y sin sol, sin cielo siquiera, llena por completo como está, de tus manos con mi sangre y de tus dientes con mi piel.
No quiero con vos una vida de tres dormitorios ni un patio con glicinas y malvones ni un perro ladrándole a su sombra, "no quiero nada que me cueste ni un segundo de estrategia descarnada", de quizás cuando hasta el cielo ni veremos cuando sí y siempre sí.
Quiero con vos una buhardilla que no existe en un barrio destruido por la guerra, tan anacrónicos nos quiero, pero tan ciertos, con tantos NO como haga falta y tantos SÍ como deseemos; Quiero una maceta con lilas, secas de tanto mirarlas,
de tanto mirarnos en ellas y de tanto hacernos el amor a su sombra y a su luz.
Quiero cosas que quizás no han de pasar*
, pero, sobre todo, no quiero a Napoleón, Europa es solo tierra y vos sos tanto,
que tratar de conquistarte igual que a ella es un tan cruel que no puedo concebirlo.
A fracasar, tan destinado como dispuesto. No es, de hecho, el triunfo lo que busco, ni siquiera una derrota heroica o casi digna. No quiero más que poder decirte, sin temor a reacciones newtonianas, que hacés de la belleza algo tan simple, tan un mirarme o un decir como si nada, las palabras más hermosas que he escuchado. Y que solo eso, ya es un mate sin movidas; sin tableros y sin piezas.



by "Sebastian"

lunes, 21 de julio de 2008 a la/s 2:53 a. m.

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